miércoles, 1 de junio de 2011

Change (I)


Cuando escucho a alguien decir que "la gente no cambia" me entran escalofríos.
Cada célula de nuestro cuerpo se regenera, en promedio, cada siete años. Cabello, ojos, hígado, corazón,... todo se renueva. Increíble. Cualquiera que llegue a los ochenta años habrá cambiado de cuerpo más de diez veces. Yo ya voy por mi cuarto cuerpo. (Lo cierto es que me miro y ya noto pequeños desperfectos que van surgiendo en el molde después de haberlo usado ya en cuatro ocasiones).

Cada siete años.
Podemos parecer las mismas personas, probablemente lo somos. Pero no podemos decir que no cambiamos. Biológicamente el cambio es imperceptible pero constante, segundo a segundo, célula a célula, idea a idea.

Porque cuando alguien dice que la gente no cambia se suele referir a sus ideas, a su forma de pensar, pero no podemos pretender que el cambio físico no afecta al cambio mental. Con nuestro cuerpo, en constante regeneración, vivimos experiencias y aventuras que modifican de manera inexorable nuestras mentes.

Y sin darnos cuenta, cambiamos, para siempre.

Viajo hacia atrás y recuerdo historias de mi vida y me veo a mi en ellas. Historias en las que me reconozco plenamente, pero sé que ya no soy así, como en aquel tiempo. Y no hablo de historias de la infancia solamente, historias de años atrás, sino también de historias de hace meses, incluso días u horas. Mi forma de ser, mis ideas se regeneran constantemente también. Cambian a partir de otras ideas que escucho de los demás, de palabras que leo, de aventuras que vivo, de experiencias diarias, de la propia rutina, del análisis que realizo de todas las cosas que me pasan y por donde paso...

La manera en que la gente trata de no cambiar, de no sentirse distinto al sí mismo de hace equis tiempo, es inexplicablemente antinatural. Sentimos que si cambiamos, nos estamos traicionando a nosotros mismos. Y no pensamos que el universo entero está en un violento cambio constante. ¿Por qué nosotros no íbamos a estarlo? Nos aferramos a las cosas como eran antes en lugar de aceptar las cosas como son ahora. Tendemos a aferrarnos al pasado, a los recuerdos del ayer, sin darnos cuento que los nuevos recuerdos del hoy, serán los viejos recuerdos del mañana.

Así que la próxima vez que escuche a alguien decir "la gente no cambia" tendré que explicarle todas estas cosas. Y dado el caso, supongo que tendré que tranquilizarle, porque con el cambio seguro que se habrá asustado.

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"El cambio es constante. Cómo experimentemos el cambio, está en nosotros. Se puede sentir como la muerte o nos lo podemos tomar como una segunda oportunidad en la vida. Si abrimos nuestros dedos, nos relajamos y nos dejamos llevar, se puede sentir como adrenalina pura… como si en cualquier momento, pudiéramos tener una nueva oportunidad en la vida… como si en cualquier momento, pudiéramos volver a nacer."

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