
He mirado en internet. Siempre hay alguien que ya pensó cualquier cosa que se me pueda ocurrir. Nombre y apellidos. Ese es el criterio que propone uno de mis precursores. Es necesario saber el nombre y el apellido para incluir a la persona. Con el nombre sólo me parece suficiente, ese es mi criterio. Repaso mi historia, el colegio, el barrio, la universidad, el trabajo, la familia, los amigos,...
Me he puesto a recordar. Es increible cuánta gente cabe en mi cabeza. Nunca he tenido buena memoria, aún así, vuelan por mi mente decenas de personas. Momentos y detalles de cada una, de su personalidad, de su forma de ser, de hablar, de actuar, de las situaciones que compartimos... La perspectiva temporal me permite ver a cada persona que me viene del recuerdo de un modo más general, más amplio, más completo. Mi recuerdo filtra muchos de los pequeños detalles y me muestra a las personas con sus rasgos más identificativos, más personales, en una especie de "redondeo" humano.
Y me doy cuenta de todas y cada una de las singularidades de cada uno de ellos. Todos presentan rasgos identificativos y únicos. Del mismo modo que cada persona tenemos un aspecto físico único, también expresamos una personalidad única, con similitudes y diferencias del resto de personalidades, pero perfectamente identificable.
Todas esas personalidades, de un modo u otro, me han marcado, con una huella más o menos profunda. De todos he aprendido, consciente o, en la mayoría de los casos, incoscientemente. Mi personalidad es fruto y se alimenta de todas las personas con las que me he cruzado. Porque todas las personas tienen cosas que enseñar. De todos podemos aprender algo, cómo queremos ser, cómo no queremos ser, cómo nos gustaría hacer, cómo hay infinitas formas de ver una misma cosa, como hay infinitas formas de afrontar los acontecimientos,...
Cada persona que conozco, he conocido o conoceré, es una caja de cartón cerrada. Con un mundo de sorpresas y momentos por descubrir. Son cajas de infinitas esquinas. Hay cajas que abres y sólo llegas a mirar por encima y las hay que, aún con el paso de los años, nunca dejas de explorar y siempre descubres nuevos rincones. Y la vida es un gran almacén, sin problemas de espacio, capaz de almacenar tantas cajas...